Cruz del Señor, expuesta a veneración en la entrada al Columbario. Foto: Juan Pérez Cañete.
Cruz de Plata
La cruz de plata que remata la manga, es del primer tercio del siglo XVII, en torno a 1630, procesionándose ya desde aquella época. Es la cruz de guía de la archicofradía, siendo junto al estandarte, la que abre el desfile procesional.
Cruz de plata de Ntro. Padre Jesús
En 1891, la junta de gobierno que presidía José Chacón Valdecañas, marqués de Campo de Aras, decidió fabricar una nueva cruz de plata para la imagen de Jesús, su elaboración fue encargada a la firma cordobesa de Francisco Castillo y Costi.
En las cuentas de la archicofradía rendidas por el tesorero Fernando Cabrera Valle en 1892, se anotan en los gastos, como primera partida, 5.990 pesetas en que se valoró la plata de la cruz antigua, lo que unido a la plata añadida, 49’50 onzas a cinco pesetas y al valor de la hechura, 1.250 pesetas, incrementaba el precio total hasta 7.487’50 pesetas.
La cruz, de plata en su color, mide 275 cm de altura y 170 cm de extremo a extremo en sus brazos. Cuenta con un diámetro de 12 cm. Elaborada por el mejor platero cordobés de los años finiseculares del XIX en el estilo ecléctico de la época, su estructura está formada por series de placas cinceladas, formando cañones de sección hexagonal que revisten un alma de madera. Presenta en sus aristas y limitando sus secciones un junquillo estriado con decoración de dobles aspas centradas con diminutas rosetas. En cada una de sus caras se presenta como motivo decorativo fundamental una sucesión de flores de cuatro pétalos y botón central, sobre un fondo liso.
En la intersección de los brazos, en cada cara, elaborado por el método de fundición, ostenta un sol radiante con rayos en forma de palmetas, en cuyo centro se muestran motivos pasionales. Los extremos de la cruz están cubiertos con sendos casquetes lisos, de planta también hexagonal, de los que el superior muestra pequeños óvalos con escenas de la Pasión, todos ellos rematado por unos calados tornapuntas en forma de S que se unen en sus ápices.
Corazón de oro de Ntro. Padre Jesús
Corona de espinas de Jesús
La corona de espinas que a la venerada imagen de Ntro. Padre se le coloca el día de su Besapié y para la estación de penitencia del viernes santo. Es de oro y piedras preciosas.
En dicha corona, tal y como aparece en el acta de la junta capitular de 1 de marzo de 1912, presidida por el marqués de Campo de Aras, dicho hermano mayor hizo saber que por disposición testamentaria de su hermano Francisco de Paula Chacón Valdecañas, conde de Prado Castellano, hacía entrega a Nuestro Padre Jesús y para su uso exclusivo, de una sortija con un brillante montado en aro de oro macizo de ley de diez y ocho quilates. Tras agradecer la donación, la junta estimó incluirla por un experto en la corona de espinas de Jesús de la manera más artística posible.
Corazón de oro de Ntro. Padre Jesús
Donado en 1866 para la Efigie de Nuestro Padre Jesús, por Teresa Insausti y Reyes.
Corazón de oro con siete puñales de la Virgen
El año de 1764 se pagaron al platero cordobés Francisco Bermúdez 507 reales importe de la hechura de un rosario de plata para la Virgen y el esmaltado de los corazones de la misma y de Jesús. Este platero es el autor del rostrillo “rico” de Mª Stma. de Araceli.
Corona de metal bañada en oro de la Virgen del Socorro
En el acta del 17 de diciembre de 1972, viene recogido que se encargó a los talleres de Angulo la hechura de una corona para la Virgen, ya que la que posee es más bien pequeña, por un importe de 20.000 pesetas.
Resplandor de plata de la Virgen
Obra del platero cordobés Antonio Castejón, que costó 877 reales y que venía a sustituir otro más pequeño y roto. Fue adquirido en 1866.
Media luna de plata de la Virgen
El 10 de enero de 1940, se acordó adquirir por 1.000 pesetas, a la comunidad de agustinas recoletas, una media luna de plata sobredorada (con peso de dos quilos y medio), para adorno de Nuestra Señora del Socorro.
Resplandor de plata de la Virgen
Corona de la Virgen junto con otros enseres de la archicofradía. Foto: Juan Pérez Cañete