Tronos Procesionales

Tronos procesionales

Trono de Jesús, de estilo gótico y realizado por la casa Meneses

Los Tronos antiguos de Jesús y la Virgen del Socorro

En junta de 7 de enero de 1906, el marqués de Campo de Aras expuso que se le habían presentado por un viajante de la casa Meneses diseños de tronos para imágenes, haciéndole proposiciones para que la archicofradía adquiriera uno para la imagen de Jesús.

Económicamente no eran buenos tiempos y la hermandad disponía de escasos fondos, pero se acordó solicitar presupuestos y fórmulas de pago, al tiempo que se iniciaba una colecta de limosnas para este fin. Una hoja suelta, sin fechar, pero lógicamente de 1906, recoge una relación incompleta de colaboradores para la adquisición del referido trono. La suscripción la abrió la propia junta de gobierno de la forma siguiente: consiliario primero José Chacón, marqués de Campo de Aras, 250 pesetas; consiliarios segundos: Joaquín de Lara Pino, presbítero 50, y Antonio Moreno Cañete 25; diputados cuadrilleros: José Fernández de Villalta y Francisco Manjón-Cabeza y Villalba 100 pesetas, Pedro Díaz Ramírez, José de Mora Madroñero, Gabriel Ruiz-Canela Chacón, el conde del Prado Castellano y Antonio del Pino Blancas 125 cada uno; los diputados Ignacio Valdelomar Cabrera, Juan Aznar Cabrera, Anselmo Bujalance Hidalgo, Francisco Serrano Rivera y Francisco López López 25; Rafael Cuenca Villa 50; el tesorero Pedro Alhama Jiménez colaboró con 25 pesetas, la camarera  María del Rosario Valdecañas Solís con 125, el secretario lo hizo con 25 y otras personas devotas con  90 pesetas más.

Esta forma de atender parcialmente al importe del nuevo trono dio lugar a que ningún comprobante relacionado con el mismo aparezca en las cuentas de 1906. No obstante, sí aparecen los gastos causados por la adaptación de las parihuelas antiguas del trono de Jesús para el de la Virgen del Socorro, labor que realizó el carpintero Francisco Manuel García, por un importe de 128’60 pesetas.

En cabildo de 4 de marzo siguiente, una vez conocido el valor total del trono, 2.750 pesetas, se acordó encargarlo, con objeto de que la imagen de Nuestro Padre Jesús lo estrenase el viernes santo inmediato.

En las cuentas cofrades de 1907, se halla una letra de cambio por valor de 2.000 pesetas, expedida por los herederos de Emilio Meneses, sin que especifique el concepto, pero que se trata, evidentemente, de parte del costo del trono, para el cual se pagaron 40 pesetas por la confección de un suplemento para la repisa de plata Meneses y su colocación con el fin adaptar la imagen al mismo, así como la hechura de una caja funda para conservarlo.

Este mismo año y el siguiente se incluyen en las cuentas sendos efectos librados por los señores Meneses por 375 y 382 pesetas, resto del débito del trono y para cobrar el completo pago del trono de Ntro. Padre Jesús.

En 1922 se acordó aceptar el ofrecimiento realizado por Francisco Serrano Rivera, de dotar al trono de Nuestra Señora del Socorro, paso del que sería cuadrillero en 1923, de un palio, quizás el primero de las imágenes lucentinas de pasión; —María Santísima de Araceli había estrenado el trono neogótico con el suyo en 1896—.

Antigüo trono de la Virgen del Socorro

Actual trono de Jesús.

Tronos de Jesús y de la Virgen del Socorro

El 29 de julio de 1972, la junta conoció los proyectos de los dos nuevos tronos con inclusión de las ánforas y la candelería, que bajo un presupuesto de 825.000 pesetas, presentaba la Casa Angulo. Tras deliberación, se acordó su elaboración, así como la de las parihuelas correspondientes, encargando a la comisión económica la gestión de los créditos bancarios precisos para su financiación y responsabilizándose de los mismos todos los miembros de la junta solidaria y mancomunadamente.

El viejo trono, de estilo neogótico, de Jesús Nazareno, fue adquirido por la cofradía del Santísimo Cristo del Amor, por 50.000 pesetas. Y el de la Virgen del Socorro fue cedido el 12 de agosto de 1973, a la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores (Servitas).

En el periódico Luceria, de 1 de marzo de 1973, aparece una noticia, firmada por Fraver, que se hace eco de los estrenos de los tronos de Jesús y de Nuestra Señora, ambos realizados por la lucentina Casa Angulo, así como de la túnica de Nuestro Padre, a cuyo nuevo terciopelo, de color morado rojizo oscuro, se habían pasado los antiguos bordados, eliminándose la cola.

En la reseña periodística se indica que la cifra invertida tiene un montante de un millón y medio de pesetas, cantidad que nos ofrece el nuevo trono de Nuestro Padre Jesús, su nueva túnica, y el nuevo trono de la Santísima Virgen, manto y palio, así como todo lo que sirve de candelería y otros que forman los pasos.

Actual trono de Jesús.

Actual trono de Jesús.

Nuevas ánforas del trono de la Virgen de la Capilla

Tronos «Chicos»

El 14 de marzo de 1954 se reunió la junta para tratar exclusivamente acerca de la renovación, con carácter urgente, de los tronos, candelería y ornamentos de las imágenes de san Juan, la Verónica y la Magdalena, acción que, dados los escasos recursos, hubo de resolverse solicitando un crédito bancario de cien mil pesetas, cuyo reintegro garantizarían solidariamente los miembros de la junta de gobierno. Para llevar a cabo este proyecto, a comienzos de 1955 el mayordomo fue comisionado para que solicitara proyectos y presupuestos de tronos a fabricantes de la localidad, Pedro Angulo Solís y Juan de Dios Delgado, y a la madrileña casa Meneses. Las telas para las ropas de las imágenes se encargaron en tiendas especializadas de Sevilla.
El 3 de abril, Angulo presentó un proyecto de trono basado en los deseos de la archicofradía, dotado con dos candelabros y dos ánforas, con parigolón, asones y cuantos detalles fueran precisos, cuyo costo de ejecución alcanzaba las 35.000 ptas. En este sentido, el cuadrillero Jerónimo Díaz propuso encargar los tres que la archicofradía precisaba, de lo que se deduciría un abaratamiento de los costos, y que se atendiera su importe por el hermano mayor y los cuadrilleros en un setenta por ciento; y el treinta por ciento restante corriera a cargo de los demás oficiales de la junta. Por unanimidad, se aceptó la propuesta, ampliando a cuatro el número de candelabros por trono, y comisionando al hermano mayor para que contratara la elaboración con Angulo Solís, en el tiempo más breve posible, por un importe total de 95.000 ptas. Estos tronos se perdieron con el derrumbe de la techumbre de la zona de San Pedro Mártir donde se guardaban, ocurrido en la madrugada del 4 de diciembre de 1969.

El viernes santo de 1973, se reintegró al desfile procesional la imagen de san Juan Evangelista después de tres años de ausencia, si bien de manera provisional.

En noviembre del año 1979, después de haber debatido ampliamente el asunto y con el objeto de reintegrar definitivamente la imagen de san Juan al desfile procesional, la junta acordó encargar a los talleres lucentinos de Gonzalo Angulo la hechura de un nuevo trono, asumiendo, a pesar de las dificultades económicas de la archicofradía, su importe, que ascendía a 287.000 pesetas. El proyecto sufrió algunas modificaciones tendentes a su mejora, lo que supuso un coste adicional de 160.000 pesetas.

Posteriormente, en 1988, en el cabildo de preparación de la junta general anual y ordinaria, a celebrar, según los estatutos, el día de la festividad del Corpus Christi, la junta de gobierno determinó proponer a la asamblea de hermanos, como proyecto para llevar a cabo en el año siguiente, la fabricación de los dos tronos que faltaban para completar el conjunto de imágenes titulares de la archicofradía: el de María Magdalena y el de la Verónica. Asimismo se acordó proponer el cambio de itinerario de la procesión del santo Entierro, entendiendo que su reducción iría en beneficio del esplendor de la misma. Las calles del nuevo recorrido serían: Curados, el Peso, las Torres, plaza Nueva, Jardín a Santa Catalina, San Pedro y a su templo. Ambas propuestas resultaron aprobadas.

Solicitados presupuestos para la elaboración de los tronos, en junta de 16 de octubre de 1988, se conoció que la empresa “Hermanos Angulo” había fijado la ejecución de los proyectos de los mismos en 1.470.000 pesetas. Debatido el asunto, se acordó que se redactara un nuevo presupuesto para confeccionarlos como el de la imagen de san Juan, además de terminar este, así como el arreglo de toda la candelería existente para aprovecharla en los tronos a ejecutar, y se complete con un presupuesto de todo lo que costará poner a los dos pasos en la calle, como son túnicas de santeros, parigolones de madera, horquillas, banquillos, etc. Este nuevo y ambicioso proyecto supuso el incremento del costo hasta 2.585.000 pesetas.

El 26 de marzo de 1989, viernes santo, veinte años después, el cortejo procesional de la archicofradía nazarena salió completo nuevamente.

San Juan en el trono que se perdió en 1969

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Procesión del Viernes Santo en los primeros años del siglo XX. Puede observarse el diseño de los “tronos chicos” con las peanas llamadas de “carrete”

Transcurridos 29 años, el 30 de mayo del 2018, se aprobó en Junta Ordinaria de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre adjudicar los trabajos de ejecución del trono de San Juan Evangelista a Orfebres Gradit, con el diseño calado sobre fondo de terciopelo morado., realizando su primera estación de penitencia el 19 de abril del 2019. 

Se diseñó del nuevo primer cuerpo de la canastilla, obra del creador pontanés Javier Aguilar, siguiendo el estilo neogótico del trono tan característico del mismo, con cartelas en vanos lobulados y flamígeros, con decoración vegetal con volutas y floral con rosas. Todo coronado con cresterías y pináculos. 

Se realizaron las cartelas repujadas y caladas, dejando ver un fondo en terciopelo morado, en la frontal se aprecia una capilla flamígera con una imagen en su interior del símbolo del evangelista, un águila sobre el evangelio, restaurándose y completando el segundo cuerpo con ventanales ojivales rematados por una crestería de púas que se había prácticamente perdido con el tiempo.  

La parte superior del trono es para la nueva peana, realizada también con los mismos motivos góticos, vegetales y florales.   

Los cuatro magníficos faroles góticos de fundición y los dos candelabros de tres guardabrisas se han restaurado y se les ha dado un nuevo baño de plata de ley. 

El 18 de junio del 2019, la Junta de Gobierno acordó en sesión ordinaria, encargar la restauración de los tronos, tanto de María Magdalena como de la Santa Mujer Verónica, a Orfebres Gradit, siguiendo la línea de diseño presentada en el trono recientemente estrenado. 

Se realizó un boceto y un diseño del conjunto del trono, respetando la imagen neogótica de los elementos que ya tenía, y añadiendo la nueva parte inferior de la canastilla, la peana, y los nuevos candelabros.  

Una vez aprobado, se procedió a desarrollar los diseños a tamaño natural y a cincelar las primeras piezas.  

La canastilla consta de dos cuerpos, el inferior en el que sólo había terciopelo, se ha cambiado, sustituyendo la tela por una nueva y colocando unas molduras repujadas con motivos geométricos y unas cartelas con hojarascas caladas que permiten ver el terciopelo morado de fondo. La parte superior ya tenía cartelas neogóticas, que se han restaurado y mejorado en algunos aspectos. 

La peana se ha realizado con molduras repujadas con motivos geométricos y vegetales y con cartelas de diseño neogótico con motivos arquitectónicos y florales. 

Se han realizado unos nuevos candelabros de cinco y tres luces que completan los tronos. También con el mismo estilo, constan de un amplio pie cuadrado con motivos arquitectónicos y florales, brazos ascendentes y adornos vegetales. 

Todo ha sido acabado en baño de plata de ley, patinada y lacada. 

Sin embargo, con la llegada de la pandemia de la COVID-19, no fue hasta el 15 de abril del 2022 cuando se pudieron estrenar por las calles de Lucena.  

tronos chicos
tronos chicos

Trono del Santo Entierro

En el año 2006 se sustituyó el antiguo parihüelón de madera tallada y pintado de color dorado donde se procesionaba el Santo Entierro, por un solemne y majestuoso trono barroco en madera tallada y dorada.

El nuevo trono, fruto de una vieja aspiración de la archicofradía de dotar a la joya barroca de su patrimonio, la urna de Pedro de Mena, salió del taller del reputado artista sevillano Manuel Guzmán Bejarano, que se inspiró para realizarlo en la propia urna y en las típicas formas de “carrete” de los antiguos tronos lucentinos.

El proceso se culminó con el dorado del mismo con láminas de pan de oro de 24 kilates, realizado también en Sevilla, en el taller de dorado Jiménez Sanmartín.

El Santo Entierro en sus antiguas parihuelas doradas

Trasera del trono del Santo Entierro.
Foto: Juan Pérez Cañete